Las medidas para aminorar las consecuencias catastróficas del cambio climático deben emprenderse de manera conjunta y a partir de acuerdos internacionales.
Por ello, en 1987 tuvo lugar una reunión en Montreal (Canadá) de la cual se desprendió la firma de un protocolo, es decir, un conjunto de reglas y acuerdos, para detener la destrucción de la capa de ozono de la atmósfera por emisión de gases contaminantes.
Si bien es necesario desarrollar economías sustentables, esto es, economías basadas en una explotación de la naturaleza que no alteren el equilibrio ecológico, no se puede renunciar al desarrollo científico, tecnológico e industrial.
Algunos movimientos ambientalistas, es decir, movimientos sociales que pugnan por la protección del medio ambiente, como Greenpeace (1970), Amigos de la Tierra (1979) y Ecologistas en Acción (1998), señalan que la destrucción del medio ambiente, así como el problema del cambio climático, podrían reducirse si la producción y el consumo de mercancías fueran más racionales.
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